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Poética

      7.1 ¿Qué es lo poéticamente bello?

 

Algo bello, dentro de un mundo en desasosiego. ¿Qué es lo bello?

Lo que complace al espíritu, lo que desahoga el alma, lo que despierta una emoción plausible, superadora, afortunada síntesis de forma hermosa y fondo valioso. La “verdad,” expresada estéticamente y proyectada motivacionalmente hacia el futuro. Claro, se me tendrá que decir: existen opiniones diversas y habrá de sensibilidades a sensibilerías. Es verdad, por ello mismo justifico mi interpretación personal, mi antología, mi preferencia literaria ¿Vale para todos? Ciertamente que no, pero es nuestra aportación.

 

      7.2 Manuel Ma. Flores (1840-1885)

 

 Escritor, político y poeta, Don. Manuel María Flores formó parte del Liceo Hidalgo y del grupo de autores vinculados a Ignacio Manuel Altamirano y Manuel Acuña.

Sin duda es un gran representante del romanticismo mexicano y su obra poética adquiere posiblemente uno de los grados más elevados de la mencionada estilística literaria. Su pluma cadenciosa, vigorosa y apasionada, supera ampliamente las tonalidades lánguidas y desmayadas propias de otros autores.

 

 

 

PRIMER BESO

 

La luz del ocaso moribunda toca

Del pinar los follajes tembladores;

Suspiran en el bosque los rumores

Y las tórtolas gimen en la roca.

 

Es el instante que el amor invoca;

Ven junto a mi; te sostendré con flores

 mientras roban volando los amores,

El dulce beso, de tu dulce boca.

 

La virgen suspiró; los labios rojos

 apenas "yo te amo" murmuraron.

Se entrecerraron lánguidos los ojos,

 

Los labios a los labios se juntaron

Y las frentes, bañadas de sonrojos,

Al beso de la dicha se doblaron.

 

 

      7.3 Manuel Acuña (1849-1873).

 

Poeta romántico de gran inspiración, el estudiante de medicina de formacion positivista D. Manuel Acuña, nos ha legado dentro de su breve vida, un rico caudal de composiciones líricas entre las cuales el “ El Nocturno a Rosario” es tal vez de ellas la más famosa y aplaudida, constituyendo además el preludio de su sino vivencial.

Para esta antologia, hemos escogido sin embargo, fragmentos de “Ante un Cadáver” poema de gran expresividad y cadencia idiomática que  nos ilustra la juvenil maestría de su apasionado autor.

 

 

 

ANTE UN CADÁVER

 

¡Y bien!  A qui estás ya …, sobre la plancha

donde el gran horizonte de la ciencia,

la extensión de sus límites ensancha.

 

Aquí, donde la rígida experiencia

viene a dictar las leyes superiores

a que está sometida la existencia.

 

Aquí, donde derrama sus fulgores

ese astro a cuya luz desaparece

la distinción de esclavos y señores.

 

Aquí, donde la fábula enmudece

y la voz de los hechos se levanta

y la superstición se desvanece.

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Aquí estás ya … tras de la lucha impía

en que romper al cabo conseguiste,

la cárcel que al dolor te retenía.

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¡Miseria y nada más! Dirán al verte

los que creen que el imperio de la vida

acaba donde empieza el de la muerte.

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¡Pero no! …tu misión no está acabada,

que ni es la nada el punto en que nacemos,

ni el punto en que morimos es la nada.

 

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Allí acaban los lazos terrenales,

y mezclados el sabio y el idiota

se hunden en la región de los iguales.

 

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Que al fin de esta existencia transitoria,

a la que tanto nuestro afán se adhiere

la matería, inmortal como la gloría,

cambia de formas, pero nunca muere.

 

 

     7.4 Salvador Díaz Mirón (1853-1928)

“¿La poesía? Pugna sagrada;

Radioso arcangel de ardiente espada;

Tres heroísmos en conjunción:

El heroísmo del pensamiento,

El heroísmo del sentimiento

Y el heroísmo de la expresión”.

 

Todo un poetazo.

Grande, inspirado y fogoso. Representante icónico de las cumbres del modernismo en México. Su poesía evoluciona a partir de un idílico post-romantisismo, hacia un tórrido, exuberante y soberbio modernismo que refleja rasgos acuciantes de momentos tormentosos derivados de su temperamental vida personal.

Un  bardo definitivamente identificado como nuestro ser nacional y profundamente orgulloso de nuestra estirpe.

 

Mística

Si en tus jardines, cuando yo muera,

cuando yo muera, brota una flor;

si en un celaje ves un lucero,

ves un lucero que nadie vio;

y llega una ave que te murmura,

que te murmura con dulce voz,

abriendo el pico sobre tus labios,

lo que en un tiempo te dije yo:

aquel celaje y el ave aquélla,

y aquel lucero y aquella flor

serán mi vida, que ha transformado,

que ha transformado la ley de Dios.

 

Serán mis fibras con otro aspecto,

ala y corola y ascua y vapor;

mis pensamientos transfigurados,

perfume y éter y arrullo y sol.

Soy un cadáver ¿cuándo me entierran?

Soy un viajero ¿cuándo me voy?

Soy una larva que se transforma

¿cuándo se cumple la ley de Dios

y soy entonces, mi blanca niña,

celaje y ave, lucero y flor?

 

Ojos Verdes

 

Ojos que nunca me veis,
por recelo o por decoro,
ojos de esmeralda y oro,
fuerza es que me contempléis;
quiero que me consoléis
hermosos ojos que adoro;
¡estoy triste y os imploro
puesta en tierra la rodilla!
¡Piedad para el que se humilla,
ojos de esmeralda y oro!

Ojos en que reverbera
la estrella crepuscular,
ojos verdes como el mar,
como el mar por la ribera,
ojos de lumbre hechicera
que ignoráis lo que es llorar,
¡glorificad mi penar!
¡No me desoléis así!
¡Tened compasión de mí!
¡Ojos verdes como el mar!

Ojos cuyo amor anhelo
porque alegra cuanto alcanza,
ojos color de esperanza,
con lejanías de cielo:
ojos que a través del velo
radian bienaventuranza,
mi alma a vosotros se lanza
en alas de la embriaguez,
miradme una sola vez,
ojos color de esperanza.

Cese ya vuestro desvío,
ojos que me dais congojas;
ojos con aspecto de hojas
empapadas de rocío.
Húmedo esplendor de río
que por esquivo me enojas.
Luz que la del sol sonrojas
y cuyos toques son besos,
derrámate en mí por esos
ojos con aspecto de hojas.

A Gloria

No intentes convencerme de torpeza
con los delirios de tu mente loca:
mi razón es al par luz y firmeza,
firmeza y luz como el cristal de roca.

Semejante al nocturno peregrino,
mi esperanza inmortal no mira el suelo;
no viendo más que sombra en el camino,
sólo contempla el esplendor del cielo.

Vanas son las imágenes que entraña
tu espíritu infantil, santuario oscuro.
Tu numen, como el oro en la montaña,
es virginal y, por lo mismo, impuro.

A través de este vórtice que crispa,
y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,
oruga enamorada de una chispa
o águila seducida por un astro.

Inútil es que con tenaz murmullo
exageres el lance en que me enredo:
yo soy altivo, y el que alienta orgullo
lleva un broquel impenetrable al miedo.

Fiando en el instinto que me empuja,
desprecio los peligros que señalas.
«El ave canta aunque la rama cruja,
como que sabe lo que son sus alas».

Erguido bajo el golpe en la porfía,
me siento superior a la victoria.
Tengo fe en mí; la adversidad podría,
quitarme el triunfo, pero no la gloria.

¡Deja que me persigan los abyectos!
¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!
La flor en que se posan los insectos
es rica de matiz y de perfume.

El mal es el teatro en cuyo foro
la virtud, esa trágica, descuella;
es la sibila de palabra de oro,
la sombra que hace resaltar la estrella.

¡Alumbrar es arder! ¡Estro encendido
será el fuego voraz que me consuma!
La perla brota del molusco herido
y Venus nace de la amarga espuma.

Los claros timbres de que estoy ufano
han de salir de la calumnia ilesos.
Hay plumajes que cruzan el pantano
y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!

¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palma
crece en la orilla que el oleaje azota.
El mérito es el náufrago del alma:
vivo, se hunde; pero muerto, ¡flota!

¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!
¡Consuela el corazón del que te ama!
Dios dijo al agua del torrente: ¡bulle!;
y al lirio de la margen: ¡embalsama!

¡Confórmate, mujer! Hemos venido
a este valle de lágrimas que abate,
tú, como la paloma, para el nido,
y yo, como el león, para el combate.

 

7.5 Miguel de Unamuno (1864- 1936).

Autor principalísimo  de la generación del 98 escritor que cultiva todos los géneros litérarios (ensayos, novelas, poesia, periodismo y teatro), también notable filósofo, nos dicen (Anonio Sánches Barbudo, en “Estudios solere Unamuno y Manchado, Guadarrama, madrid, 1959). Fue por su madre “en la más íntima y profunda piedad cristiana y católica”(pág.15). Incluso perteneció a la congregación de San Luis Gonzaga.

En su primera juventud madrileña, tal vez bajo los reynantes influjos positivistas de la época, dejó de acudir a la iglesia y menoscabó su fe. Sin embargo, hacia el final de su vida, nos obsequia con los sigientes versos que transcribimos.

Un angel, mensajero de la vida,

Escolto mi carrera torturada;

Y desde el seno mismode la nada

Me hiló el hilillode una fe escondida.

 

Volvió se a su morada recogida,

Y aquí, al dejarme en mi niñez pasada,

Para adormirme canta la tonada

Que de mi cuna viene suspendida.

 

Agranda la puerta, Padre,

Por que no puedo pasar;

La hiciste para los niños,

Yo he crecido a mi pesar.

 

Si no me agrandas la puerta,

Achícama por piedad,

Vuélvemea la edad bendita en que vivir es soñar.

 

 

7.6 Federico Escobedo (1874- 1949 ).

Juana de asbaje

Dios, que es de la hermosura soberana

El más hábil pintor y el arquitecto,

Quiso en ti acumular lo más selecto,

Cuando el cuerpo modeló, Sor Juana.

 

Amalgamó la nieve con la grana,

De tufaz en el óvalo perfecto;

Y dió a tu busto, del volcán erecto

La fina curva que en subir se afana .

 

Ya los de seda tumultuosos rizos

Campar dejo sobre tu frente pura,

Viéndolos de besarla antojadizos.

 

Acendró de tus labios la dulzura;

Y te dono el mayor de los hechizos:

¡ la chispa de tu ingenio que aún fulgura !

La muerte

Iba por el sendero de la vida

Caminando al azar, indiferente…

Cuando, de pronto, se mepuso enfrente

la inexorable, pálida Homicida.

 

“¿qué me quieres, oh larva aborrecida?”

Le dije con valor; y ella:

“Quiero – medijo- que por ti la gente

 sepa que soy la fuerza más temida.”

 

“cierto -repuse- que a tu lado uncido

El orbe todo va: ¡tal es su suerte!...

Pero hay  un ser, de ti no conocido,

 

Que en poder te aventaja por más fuerte.

¿Quieres saber su nombre?... ¡ es el olvido!

Más terrible que tú, pálida muerte!”  

 

 

7.7 Enrique de Mesa (1878-1929)

 

Enrique de Mesa fue un poeta hispano nacido en Madrid el año de 1878 y fallecido en la misma Villa el año 1929. Se graduó como Licenciado en Derecho, ejerció el periodismo, la crítica teatral y el secretariado del Ateneo de Madrid donde también impartió diversas conferencias. Fue un gran conocedor de los clásicos y un fiel enamorado de la Sierra de Guadarrama.  Él mismo definió  su propio epitafio:

“Fue un hidalgo poeta del solar español.  Ni ejercitó derechos, ni se amoldó a deberes.

Gran señor de la vida, se la dio a las mujeres… y gustó el placer único de vagar bajo el sol”.

 A Enrique de Mesa se deben los siguientes magníficos poemas:

 

EL POEMA DEL HIJO

 

Cae la tarde dorada
tras de los verdes pinos.
Hay en las altas cumbres
un resplandor rojizo,
y el perfil de los montes
se recorta en un nimbo
de luz verdosa, azul, aurirrosada.
En el añil el humo está dormido.


Quieta la tarde y dulce.
-Ven al campo hijo mío;
comeremos majuelas,
iremos al endrino,
te alcanzaré las bayas de los robles,
y, en aquel regatillo
de los helechos, cogerás las piedras,
y cortarás los lirios.


Entre mi mano, suave,
su manecita oprimo,
y avanzamos parejos
por el albo camino.


Los cuencos y colodras
del viejo cabrerizo,
llenando va la ordeña
con blanco chorro mantecoso y tibio.
Y la leche, aromada
de menta y de tomillo,
sus fragancias esparce
por el verdor ya seco del aprisco.


-¿Tienes hambre? Si vemos
al pastor de los chivos,
al que en las “Maribuenas”
la otra tarde te dijo:
“Vaya un zagal con los ojuelos guapos”
llámale, y le pedimos
una cuerna de leche
y el cantero de pan que te ha ofrecido.


Es tarde, los trucheros
se recogen del río;
cubren con sucias ropas
los cuerpos renegridos
y entre la malla de la red platea
la pesca que rebosa del cestillo.


De su pinar se tornan los hacheros;
aire lento y cansino;
en los hombros, las hachas,
y en sus gastados filos,
un reflejo fugaz, que a ratos hiere
los semblantes cetrinos.


Se acercan. -Buenas tardes.
-Vayan con Dios, amigo...
-¿Pero no los conoces?
El de la aijada es Lino
el que la otra mañana
trajo al Paular el nido,
el que baja en el carro de sus bueyes
los troncos de los pinos...


-¿Te fatiga la cuesta?
Descansaremos, hijo.
Aquí, no; más arriba,
que ya se siente la humedad del río.


La espesura del roble
va cerrando el camino;
se oye el graznar de un cuervo
y un lejano silbido.


-¿Por qué te paras?... ¿Tiemblas?...
¿Acaso tienes frío?...
¡Ah, ya...Caperucita¡
No temas; vas conmigo.
El lobo vive lejos
y es generoso y noble con los niños.


Finge un céfiro blando
misterioso suspiro;
el pipiar de las aves
ha cesado en los nidos.


-¿Que te lleve en mis brazos?
¡Siempre acabas lo mismo!
Agárrate a mi cuello;
no sueltes y te caigas, hijo mío.


No siento la materia;
es aire y luz mi pensamiento limpio.
De la carne desnudo,
llevo al viento el espíritu.


-¿Vas bien?...No me responde.
Como el humo en el aire, se ha dormido.
¡Ay, deleitosa carga,
de mi cansancio alivio!

 

ERÓTICA

Cayó sobre tu espalda
la llama de tu pelo,
y quemó la blancura
su ondulación de fuego.

 

Entre los áureos rizos,
por el amor deshechos,
yo vi calientes, húmedos,
brillar tus ojos negros.

 

Sin desmayar, erguidos,
redondos, duros, tersos,
temblaron los montones
de nieve de tus pechos.

 

Y de amor encendida,
estremecido el cuerpo,
con amorosa savia
sus rosas florecieron.

 

El clavel de tus labios
brindaba miel de besos,
y fue mi boca ardiente
abeja de tus pétalos.

 

De la crujiente seda,
que resbalara al suelo,
emergió su blancura
tu contorno supremo.

 

Y al impulso movido
de ardoroso deseo,
se cimbró entre mis brazos
y quedó prisionero.

……………………………………..

Me abrasaban tus ojos.
Me quemaba tu aliento.
Y apagó las palabras
el rumor de tus besos…

 

7.8 José Eustasio Rivera (1888-1928)

 

Gran literato y poeta colombiano, de muy amplio, preciso e innovador vocabulario, autor de la conocidísima y clásica novela nacionalista “La Vorágine”, don José Eustasio   

Rivera Salas fue también un luchador social, un espíritu perceptivo y sensible y un  gran admirador de la vida y de la naturaleza, no exenta la primera, desde la decepción de su personal perspectiva, de grandes limitaciones. Así, nos dice mediante un inspirador soneto el poeta:

 

                              “Loco gasté mi juventud lozana

                               en subir a la cumbre prometida

                               y hoy que llego, diviso la salida

                               del sol, tras una cumbre más lejana”.

 

Escogemos para esta Antología  su poema intitulado:

 

           SINTIENDO

 

                             Sintiendo que en mi espíritu doliente

                             la ternura romántica germina,

                             voy a besar la estrella vespertina 

                             sobre el agua ilusoria de la fuente.

 

                             Mas cuando hacia el fulgor cerulescente

                             mi labio melancólico se inclina,

                             oigo como una voz ultra divina

                             de alguien que me celara en el ambiente,

 

                             Y al pensar que tu espíritu me asiste,

                              torno los ojos a la pampa triste;

                              ¡Nadie! …. Sólo  el crepúsculo de rosa.

 

                              Mas ¡ay! que entre la tímida vislumbre,

                              Inclinada hacia mí con pesadumbre,

                              suspira una palmera temblorosa.

 

Se aprecia en don José, dentro de su modernismo tardío y percepción realista y americanista, un grado de personificación que atribuye literariamente a la  “Naturaleza”.

Observador sensible e hiperbólico, el poeta nos dejó una narrativa de trazos impresionistas, a veces muy rudos, otros alucinantes y  en muchas ocasiones de gran profundidad dramática.

 

7.9 Alfonsina Storni (1892-1938).

Enorme poetisa, apasionada y lúcida mujer de fina sensibilidad, bello y elocuente lenguaje, claridad de ideas y elevadas metas en el amor. Quien sin rivalizar con el hombre, pudo exigirle una  debida correspondencia afectiva que éste no fue capaz de otorgar.

Una permanente insatisfacción en la lucha de toda su vida, queda reflejada claramente en su poesía y culmina en su sino fatal.

 

Tú me quieres blanca

Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,

me quieres de nácar.

Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.

Corola cerrada.

Ni un rayo de

luna filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.

Tú me quieres nívea,

tú me quieres blanca,

tú me quieres alba.

Tú, que hubiste todas

las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.

Tú, que en el banquete

cubierto de pámpanos

dejaste las carnes

festejando a Baco.

Tú, que en los jardines

negros del Engaño

vestido de rojo

corriste al Estrago.

Tú, que el esqueleto

conservas intacto

no sé todavía

por cuáles milagros,

me pretendes blanca

(Dios te lo perdone),

me pretendes casta

(Dios te lo perdone),

¡me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,

vete a la montaña;

límpiate la boca;
vive en las cabañas;

toca con las manos

la tierra mojada;

alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;

duerme sobre escarcha;

renueva tejidos

con salitre y agua;
habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto

en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta.

 

7.10 Pedro Garfias (1901- 1967).

 

Recuerdo a Pedro Garfias porque fue conocido e invitado de mi padre. ¿Cómo olvidarlo?

El era ya un hombre que yo veía muy mayor, yo un joven, aún muy joven. Mi padre al fin “Uomo Universale”, frecuentaba círculos intelectuales  y literarios universitarios e invitó a la casa a don Pedro. Hubo preparativos para ello.

 

La poesía de Pedro había que salvarla del propio Garfias, como escribió su gran amigo Juan Rejano:

 

“Aquí está Pedro,

Aquí está Pedro Garfias,

Aquí está Pedro Garfias,

De Ecija, de Cabra, de Osuna.

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Pedro poeta

Poeta contra él mismo:

Pedro contra todos…

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¡Aquí esta Pedro, miradlo!...”

 

Y yo añadiría tambén ¡conocedle, leedle!.

 

Según Santiago Genovés, Pedro Garfias fue gente excepcional, de primera línea. Juan Rejano, uno de sus mejores amigos y tal vez quien mejor lo conoció y contribuyó a rescatar su poesía, que de otro modo se hubiese perdido.

Entre sus admiradores se encuentran tambien Horacio López Suárez y Luis Rius, así como el cronista Otaola y tantos otros.

 

 

PRIMER SONETO A LUIS JAIME.

 

Por el costado de la tarde aquélla,

curvo y suave como tu mejilla,

fui resbalando  hasta la pura estrella

que hoy en el pecho de mi noche brilla.

 

Fui pájaro, fui viento, fui centella.

Surqué las horas con ligera quilla

y contemplé la huella  de mi huella

como un álamo roto de la orilla.

 

Remonté la corriente decidido.

Luché furioso con  sus sordas olas.

Vencí. No más seré lo que he sido.

 

Hincada mi raíz en su costado

quiero quedarme con mi noche a solas

como en un caserón abandonado.

 

 

7.11 El Modernismo según  José Emilio Pacheco Berny (1939-2014).

 

Algo  que parece distinguir  a un modernismo conforme con los nuevos tiempos, además de su gestación y proveniencia americana, es el ritmo idiomático alcanzado, la cadencia y armonización del lenguaje, su aportación melódica diríase, a la vez que la contundencia conceptual de sus reclamantes versos, aún bien rimados.

Realmente José Emilio  Pacheco Berny (1939-2014) fue un estudioso  serio, perceptivo y documentado de la  historia y la literatura.

 A su “Antología del Modernismo 1884-1921” (UNAM1978) por ejemplo, precede un cuidadoso y extenso análisis introductorio que concluye afirmando ser el fundamento del modernismo la “tradición de la imposibilidad del discípulo, de la obra abierta a todos los logros del pasado y a la poesía de todos los idiomas. No hay líneas rectas ni hay escuelas.....hay obras únicas, irrepetibles e insustituibles poemas”.

Señala también en su Prefacio, que “los modernistas parecen nuestros contemporáneos en muchos sentidos…” Analizando al respecto los textos críticos de Darío, José Emilio concluye que el modernismo no representa tanto a una escuela literaria, sino  que se manifiesta “como una completa renovación del idioma, una reforma total de la prosodia española, una nueva estética de la libertad opuesta a la tiranía didáctica de la academia que erige  en norma del presente, la obra maestra del pasado…” “DarÍo dijo: El modernismo es el anarquismo en el arte”. Sigue  diciendo José Emilio: “Síntesis de las artes que arranca de un impulso Wagneriano, el modernismo une la solitaria rebeldía  romántica, la música de la palabra aprendida en los simbolistas y la precisión plástica tomada de los parnasianos”.

El modernismo individualista no deja de ser una virulenta reacción idealista, que se enfrenta ante las mezquidades de la Revolución Industrial, del poderoso burgués adinerado, pero culturalmente mediocre, poesía que denosta la nueva uniformidad de las sociedades urbanas masificadas.

 

 

PRESENCIA

 

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera

sino esta llave ilesa de agonía,

estas pocas palabras con que el día,

dejó cenizas de su sombra fiera?

 

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera

esa daga final? Acaso mía

será la noche fúnebre y vacía

que a ser de pronto primavera.

 

No quedará el trabajo, ni la pena

de creer y de amar. El tiempo abierto,

semejante a los mares y al desierto,

ha de borrar de la confusa arena

todo lo que me salva o encadena.

 

Más  si alguien vive yo estaré despierto.

 

 

 

7.12 Jim Morrison (1943-1971).

 

Un permanente aspirante a poeta.

Hijo de un Almirante del Pentágono, lector de los trágicos griegos y clásicos de la literatura inglesa, ícono identificatorio de la contracultura juvenil  de los años sesenta, Jim Morrison aspiró siempre a ser poeta, antes que músico. De hecho su retiro a la ciudad de París tuvo, despues del rotundo fracaso de su útimo concierto, entre otros, el motivo de encontrar la inspiración poéticamente creadora, que al parecer ya no le llegó.

La poesía de Morrison influida por la literatura francesa, transmite sus experiencias vivenciales y conjunta rasgos del “Rock and Roll”.

 

SOLEDAD.

 

Mientras recuerdo

y repaso mi vida

me sorprenden las tarjetas postales

instantáneamente arruinadas

carteles desteñidos

de una época, no puedo recordar.

 

Calles de negros. La biblioteca

y librerías. Ladrillo

naranja al sol cálido.

 

Los libros y la magia de los poetas.

Luego el sexo da mayor estimulación

de la que jamás haya conocido y

toda la paz y los libros pierden su

encanto y eres arrojado

de vuelta sobre el ojo de la visión…

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